El cloro es un mineral esencial para nuestro organismo.
Lo absorbemos a través del intestino delgado y encontramos en nuestro cuerpo sus mayores concentraciones en el fluido cerebro-espinal.
Se regula y excreta por la orina, el sudor y el intestino.
Está presente en forma de compuesto con el Sodio y el Potasio. De hecho está tan íntimamente relacionado con el Sodio que si en nuestro cuerpo está elevado el Sodio, también lo estará el Cloro y viceversa.
Alimentos ricos en Cloro:
Aceitunas. Alcauciles. Algas Kelp. Almendras. Avellanas. Carnes de vaca y cerdo. Col fermentada. Dátiles. Mariscos. Nueces. Pan con cereales. Sal de mesa. Remolacha. Zanahoria.
Estas son algunas de las funciones que el cloro realiza en el organismo:
- Lo necesitamos para poder mantener en buen estado las articulaciones.
- Es un regulador del equilibrio ácido-base de los líquidos del organismo.
- Regula la presión que permite a los fluidos corporales entrar y salir a través de las membranas celulares.
- Mantiene en buen estado los tendones.
- Acompañado siempre del Sodio y del Potasio, regula el balance electrolítico.
- Estimula la producción de ácido clorhídrico, necesario para la digestión de los alimentos.
- Favorece la depuración del hígado.
- Favorece la correcta contractibilidad muscular.
Estas son algunos de los trastornos que la falta de cloro puede ocasionar en el organismo:
- Alteraciones en la digestión.
- Alteraciones en los tendones.
- Alteraciones en las articulaciones.
- Intoxicación hepática.
- Pérdida de piezas dentales.
- Dificultad en las contracciones musculares.
- Pérdida de pelo.
- Alteraciones en el equilibrio del Sodio y Potasio.
- Grandes fallos metabólicos.
Estas son algunas de las causas que favorecen su deficiencia:
- Alteraciones del Sodio y el Potasio.
- Enfermedades gástricas.
- Enfermedades hepáticas.
- Mala o desequilibrada alimentación.